sábado, 13 de marzo de 2010

Ya no se me da lo de los poemas.

...Pero París puede esperar,
como las cosas que quiero desde hace tanto,
como el invierno, los árboles y Dios.
Dios también puede esperar.

París puede esperar y yo puedo dejar las letras,
tú la música y las luces y el tiempo y las miradas.
Yo puedo volverme sola de nuevo,
tú puedes volverte solo otra vez.

París puede esperar y los sueños ser betados
y contar con el pozo blanco o la barcaza en la arena
o las gaviotas o la pelota que gira y gira
o algún otro plagio estúpido...

Podemos arrendar una casa pequeña
y ser monótonos y comunes, como esperas que seamos.
Podemos comprar ir a estudiar, comprar un perro,
escribir un guión y recitarlo cada mañana al besarnos.

Esto siemplemente no funciona,
te dejo otro poema a medias...
porque en realidad...
París no espera.

sábado, 2 de enero de 2010

Contra Mister Darcy

Trescientos minutos para pensar qué tengo que hacer.
Trescientos motivos para callarme la boca.
Trescientas palabras que podría responder, en caso de que fuera necesario.
Trescientas cosas que tengo que aprender para estar a la altura de la situación.

Doscientas cosas que tú no sabes de mí.
Doscientas palabras que preferiste no decirme.
Doscientos motivos por los que te ausentas.
Doscientos minutos para extrañar lo que solíamos tener.

Cien minutos que desprecio y desperdicio.
Cien motivos por los que seguir viviendo.
Cien palabras que tú nunca pudiste comprender.
Cien cosas que nos perderemos.

No hay cosa que valga como excusa.
No hay palabras que me contenten.
No hay motivos por los que pedirte que me toleres.
No hay minutos para regalar a lo inexistente.

Trescientos minutos antes de colapsar.
Doscientos motivos por los que doparse.
Cien palabras... no silencios.
No hay cosa que nos una...pero no olvides que te quiero.