...Pero París puede esperar,
como las cosas que quiero desde hace tanto,
como el invierno, los árboles y Dios.
Dios también puede esperar.
París puede esperar y yo puedo dejar las letras,
tú la música y las luces y el tiempo y las miradas.
Yo puedo volverme sola de nuevo,
tú puedes volverte solo otra vez.
París puede esperar y los sueños ser betados
y contar con el pozo blanco o la barcaza en la arena
o las gaviotas o la pelota que gira y gira
o algún otro plagio estúpido...
Podemos arrendar una casa pequeña
y ser monótonos y comunes, como esperas que seamos.
Podemos comprar ir a estudiar, comprar un perro,
escribir un guión y recitarlo cada mañana al besarnos.
Esto siemplemente no funciona,
te dejo otro poema a medias...
porque en realidad...
París no espera.
sábado, 13 de marzo de 2010
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